jueves, 2 de julio de 2009

¡RUFINITO! ¡NO LO HAGAS!


La forma en la que fue concebido y la manera en que fue abandonado vilmente en la oscuridad de la noche marcarán de por vida a Rufinito. Su alto coeficiente intelectual, muy superior a la media, hacen que sea un bebé muy sensible hacia todo lo que le rodea y con excesivas crisis existenciales para alguien de su edad, cuya única preocupación debería ser qué leche le gusta más, si la de al teta derecha o la de la izquierda. Pero no, cuando Rufinito sea mayor no recordará su infancia como la mejor etapa de su vida.
El hijo rechazado de Vanexa, en lugar de retozar entre la basura y meterse la mierda de los demás en la boca, gasta su tiempo en hacerse preguntas que no tienen respuestas y que le quitan cada vez más las ganas de vivir: ¿Por qué me han abandonado en la basura? ¿Por qué mis congéneres no se preocupan por cuidar el medio ambiente y lo que tienen? ¿Por qué se gasta tanto dinero en el fútbol y no en comida para el tercer mundo? – de este punto se hará fan en facebook en el futuro- ¿Por qué la gente es tan inconformista? ¿Por qué la gente pasa a mi lado y ni se inmuta? ¿Por qué el sistema nos vende lo que nos vende? ¿Por qué la tele-basura? ¿Por qué vivir? ¿Por qué?
Demasiadas preguntas para una mente tan pequeña a quien de vez en cuando le flaquean las fuerzas para seguir adelante y con ganas de desaparecer el mapa. Pero en ninguno de esos momentos de bajona se le pasó nunca por al cabeza lo que leería, unos de estos días, en el titular de un periódico que alguien había tirado en la misma basura que hace de su casa: Michael Jackson ha muerto. Aquellas líneas ponían fin a la única esperaza férrea que mantenía el bebé de los Rufianes. El cantante sin nariz ya nunca vendría a rescatarlo de sus miserias y a llevárselo al rancho de Neverland, donde serían felices y comerían perdices.
Entonces, con sus sueños hechos añicos, Rufinito cogió un trozo de cristal que había a su lado y…

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