viernes, 20 de febrero de 2009

IKKI GARCIA


“Buenos días, señor Eumitiano Diodoro. Mi nombre es Shun Rufianes y llamo para ofrecerle una exclusiva oferta que usted no podrá rechazar. Ha sido elegido al azar entre cerca de más de 10.000 usuarios para que le enviemos unos ricos tomates de la huerta que cuando lleguen a su casa ya estarán a puntito para gazpacho, ideal en estos tiempos de invierno. A cambio sólo tiene que suscribirse a nuestra revista semanal “Especímenes raros de hortalizas” cuyo coste es de 5 euros. ¿Le parece a usted bien señor Eumitiano Diodoro?”.
Con Conchi desaparecida en combate y sin nadie aún en la casa que administre los pagos, costes y gastos, la familia Rufianes ha dilapidado el presupuesto que tenía para los siguientes tres meses. Vanexa no puede trabajar porque está cuidando de su bebé. Rufino tampoco por sus problemas con su memoria intermitente. Así que a Shun le ha tocado salir a buscarse la vida y encontrar un trabajo con el que sustentar al resto de la prole. Con su brillantísimo currículum sólo ha encontrado trabajo como teleoperador.
8 horas. 480 minutos. 2.880 segundos de su vida repitiendo cual autómata el mismo discurso. Shun estaba a punto de perder la cabeza. Hasta que en una de las llamadas contactó con alguien. Quizás la persona que llevaba esperando toda su vida.

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