Una buena ama de casa tiene contenta a su familia. Se encarga de mantener la casa impoluta y cocinar platos para chuparse los dedos. Decora la casa. Plancha hasta los calcetines y los trapos de cocina. Hace la compra preocupándose de velar por la economía familiar. Vigila en todo momento que la salud de los suyos esté bien. Da muestras de amor y cariño. Se encarga de velar por las inseguridades, preocupaciones y miedos de su marido y de sus hijos. Riñe de vez en cuando. Transmite los buenos valores. Da una buena imagen de los suyos al resto de la sociedad.
Una buena ama de casa es todo lo contrario a la Reme. Ella deja que la porquería se acumule y hace guisos con cierto sabor a ceniza. No pone la lavadora y está muy a favor de la ropa arrugada, o mejor, de ir sin nada. Sólo se preocupa porque haya cerveza y tabaco en la despensa. Pega todo tipo de enfermedades al resto. No se interesa lo más mínimo por quienes habitan en su mismo techo a no ser que le entre un calentón. Imparte enseñanzas de dudosa moral y con ella al frente de la casa no se transmite para nada una imagen de familia idílica.
Con ella, los vecinos no se van a cansar de darle a la sin hueso. Y eso en Dirty Clothes nos encanta.
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