Sin poder evadir sus penas a través del sexo, Vanexa ha tenido mucho tiempo para pensar. Durante los ratos que ha pasado a solas con ella misma, la hija menor de la familia Rufianes ha echado mucho de menos a su madre y se ha dado cuenta que nunca podrá criar a Rufinito con el mismo cariño que Conchi le dio a ella. Entre sus planes nunca estuvo ser madre y menos de la manera en que lo fue.
Al mismo tiempo, la culpa a causa de haber sido el detonante de la partida de su madre aumenta y sabe que mientras el fruto del “desliz” de su padre siga estando en la casa, la pelirroja ama de casa no volverá con los suyos y seguirá ahogando las penas en el alcohol y mendigando por las calles. Por ello, este fin de semana tomó una drástica decisión.
Pasando desapercibida gracias a la oscuridad y cuidándose mucho de que nadie la viera, se internó con alevosía y premeditación en la noche con Rufinito bajo el brazo. Vanexa se dirigió hasta un barrio residencial situado en las afueras de Madrid y allí, abandonó a su hijo mientras una pequeña lágrima comenzaba a asomar en sus negros ojos.
Luego volvió a su casa y al ver a Darek en un programa del corazón se le pasó toda la pena. Al fin y al cabo, tener un hijo ahuyenta muchos ligues.
1 comentario:
pobrecillo, como está el panorama y solito, éxposito, desamparado... Si no fuera poque tengo la misma sensibilidad que la tapa de un retrete ahora mismo estaría llorando como una magdalena. Solamente espero que no lo recoja de mascota ningún personaje del tipo travesti-cirujano plástico entre perros y putas (lo siento pero el personaje del travelo Marisol me tiene fascinado y, en estas modas pasajeras que me dan lo meto hasta en la sopa) que lo deforme más que su familia biologica. ¡Pobre criatura! Con el potencial que tiene...
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