SHUN, PERSIGUIENDO UN MITO

Antes se llamaba Manolo Fernández hasta que se cambió el nombre por el de Shun. Shun era un adolescente perdido que quería encontrar su camino. Camino que encontró gracias a una famosa serie de televisión: Los caballeros del zodiáco. Cuando Shun, Manolo por aquel entonces, vio por primera vez al caballero de Andrómeda supo inmediatamente que ése era su futuro. En seguida fue al registro del DNI y se cambió el nombre por el de Shun, que era como se llamaba el personaje en la serie.
No sabía explicar si lo que le atraía del personaje de Andrómeda era su aspecto andrógeno y delicado, o más bien la relación enfermiza que mantenía con su hermano, el caballero Fénix. Lo cierto es que desde el día en que descubrió a Andrómeda una obsesión se apoderó del hijo menor de la familia Rufianes. Quería parecerse lo más posible al caballero.
Shun estudió al detalle la anatomía de Andrómeda. Primero comenzó a dejarse a crecer el cabello, luego se lo tiño de verde. Pero no era suficiente. La solución le llego más adelante, cuando la ciencia estaba más avanzada y llegó a España un progama que causaba sensación en el resto del mundo: Cambio radical. Shun no podía dejar pasar esa oportunidad que tenía entre sus manos y enseguida llamó por teléfono. Entre los cirujanos del programa había uno especializado en parecidos con famosos y aceptó llevar su caso. Liposupción para dar un aspecto más estilizado, aumento del tamaño de los ojos, ortodoncia, rinoplastia... cuando se vio en el espejo, Shun fue a echarse a manos de su ídolo. Y se estampó, era su propio reflejo. El programa esa noche fue el más visto de la temporada.
Al contrario que el resto de consursantes, quienes sufren un cuadro agudo de no-reconocimiento, Shun vive feliz con su nueva imagen. Ahora espera algún día encontrar a su hermano Fénix, a quien profesa una amor más que fraternal. Mientras tanto en esa búsqueda va picoteando de flor en flor. Sin encontrar aún la flor que nace de las cenizas.