Después de la celebración por el primer aniversario del blog, la familia Rufianes no ha protagonizado ningún episodio digno de interés. Casi todo el tiempo, la familia se ha volcado con Vanexa, que anda un poco depresiva después de que saliera a la luz pública lo de su embarazo. Y es que desde entonces no han parado los rumores sobre quién será el padre de la criatura.
Mientras tanto, en la calle, ya hace bastantes semanas que los adornos navideños engalanan las grandes avenidas, anunciando ya la vorágine de consumo que caracteriza las fechas venideras. Aunque estas Navidades serán algo distintas. Las fiestas de este año se verán amenazadas por la sombra de la crisis y las familias se verán obligadas a hacer cálculos imposibles para sobrellevar la difícil cuesta de Enero, que este año, como ya hemos dicho, será doblemente empinada.
Y si alguien sabe de ahorrar hasta el mínimo euro ésa es Conchi. Es por eso, por lo que la madre Rufianes, más lista que el resto de los mortales que se agolpan en colas kilométricas en las grandes superficies comerciales, ha cogido el autobús 122 con destino al barrio madrileño de Usera para hacer sus primeras compras. Allí, camuflada tras unas grandes gafas de sol con las que intentaba pasar desapercibida de los paparazzi que la persiguen a todas horas para poder sacar todos sus trapos sucios, Conchi ha entrado y salido cargada de bolsas de diferentes establecimientos.
Como apreciamos en las intantánea de arriba no pudo escapar a nuestros reporteros. Es por eso, por lo que sabemos que este año la ropa de Burberry y de Mango dará paso a las prendas de polyester made in Taiwan y que los rolex y diamantes serán sustituidos por baratas alajas que se oxidan al meterlas bajo el grifo. Y es que en las tiendas de los chinos se pueden encontrar auténticas maravillas. Además Conchi también ha comprado metros y metros de hilo y lana para poder obsequiar a sus familiares con bonitas bufandas y cuadros de punto de cruz. Lo que no sabemos es si el resto de la familia sabrá apreciar tanto esfuerzo y si, tan malcriados como están, serán capaces de aguantarse las ganas de tirarle los regalos a la cara. A ver si este año el espíritu navideño cala en ellos.
Y sí, sabemos que es una entrada chorra. Pero en la familia Rufianes se respira estos días bastante calma. La calma que precede a la tempestad...
2 comentarios:
Qué abnegada esta Conchi, desde luego... nada como una madre. Sólo con pensar en la caminata que se va a pegar desde la parada del bus hasta Usera por ahorrar unos euros... no me digáis que no es digna de admiración la buena señora jajajajaja.
Ya va siendo hora de que actualicéis... Queremos saber más de la familia¡¡¡¡ besos.
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