Conchi ha decidido ofrecer sus encantos a todo el que quiera y se haya quedado sin su regalo de San Valentín. Pero tras la apariencia de gesto bondadoso y desinteresado, se esconde todo un sentimiento de desesperación y despecho.
El ropaje que luce en la fotografía cual feme fatale se lo había comprado para que lo disfrutara su marido, Rufino, el catorce de febrero, día en que Cupido revolotea en el aire disparando sus flechas del amor. Hacía mucho que Conchi y Rufino no hacían el amor, así que la pobre esposa pensó que un buen atuendo y el ambiente adecuado en el día de los enamorados harían que se avivara nuevamente el fuego de su pasión.
Pero no contaba con la otra parte. Rufino quien no reconoce ya a su mujer y fruto de uno de esos despistes que le dan, ha aparecido en casa con otra. La susodicha, según hemos sabido después, era una ex prostituta de la Casa de Campo y a la que ahora se puede encontrar en un polígono de la M-40. Tenemos fotos de la entrada de Rufino al entrar en casa pero no nos ha parecido momento de que salgan a la luz. Prometemos enseñarlas más adelante, junto a un reportaje de investigación, pero ahora no está el horno para bollos en casa de los Rufianes.
Conchi, deprimida y desesperada por culpa de la memoria intermitente de su marido, ha pensado en darle la vuelta a la tortilla: si él viene a casa con otra porque no reconoce, si yo vengo a casa con otro tampoco reconocerá, ha interiorizado en un alarde de lucidez.
Así que aquí la tenéis. Está impacientísima por ver quien es el primero que se lleva al catre. Promete satisfacer todas vuestras fantasías y estar abierta a todo, sólo a cambio de un poco de cariño y de que reviváis la mujer pasional que lleva dentro. Interesados en la oferta dejen un comentario debajo. ¡Qué mejor regalo de San Valentín!
jueves, 14 de febrero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario