FLASHBACK: EL PASTELERO

Cuando Shun volvía a casa después de ir al japonés y haber quedado con Carmen Lomana para hacer unas compras, el peliverde hijo de los Rufianes pasó delante del escaparate de una de las mejores pastelerías de la capital.

Tras el cristal se hallaba el sueño de todo amante del chocolate y los dulces; tanto era así, que se había prohibido el paso en aquella calle a los diabéticos para evitarles la tentación. Tentación a la que no pudo sucumbir Shun, hedonista como el que más. “Un poco de azúcar no va a fastidiarme la dieta”, pensó el hijo de Conchi y Rufino cuando recordó el futuro que le había vaticinado la galleta del japonés.

Pero cuando se acercó al mostrador a pedir no fue capaz de articular palabra, es más, las bolsas se le cayeron al suelo de la emoción. Allí estaba él, el responsable de tan suculentos manjares y la persona, estaba convencido, que había estado esperando toda la vida. CONTINUARÁ…